Durante años estuve atrapada en la obsesión por las calorías, el peso y la culpa. Cuando entré a estudiar nutrición, lo hice buscando respuestas para mí misma. Ahí empezó mi camino de transformación.

Descubrí que comer con paz era posible y que el conocimiento era solo una parte de la sanación.

Hoy soy Nutrióloga y cuento con un diplomado en Psicología en Nutrición, y sé que el bienestar no está solo en lo que comes, sino en cómo te hablas, cómo te cuidas y cómo decides tratarte cada día.

Eso es lo que ofrezco a mis pacientes: un enfoque integral, realista y humano. Porque sanar la relación con la comida, muchas veces, es solo el principio.